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martes, 21 de abril de 2009

De porqué perdí el ritmo de trabajo de la tesis

Hice la prueba de Tajima por no dejar, era obvio que no iba a poder ser significativa con tan pocas sustituciones. No importa, hay otras cosas que discutir. Vuelvo a leer sobre el clima del Pleistoceno, dibujo en mi mente la distribución de los bosques de coníferas durante el último máximo glaciar, me pregunto por el afluente de los arroyos, por la distribución de Juniperus blancoi. La verdad es que sí me da coraje lo de la D de Tajima, no eso exactamente, sino la suma de cosas que hubiera podido hacer de estar yo menos en el estoy aprendiendo y más en el ya lo he hecho.

Necesito distraerme un rato, abro la página de La Jornada y me recibe el arzobispo de Durango: ‘‘todo mundo sabe dónde vive Joaquín El Chapo Guzmán’’. Narco en las noticias, nada nuevo, pero me cuesta entenderlo, no porque no comprenda los procesos sociales y económicos que lo envuelven o porque la estupidez humana me sea un misterio, me cuesta porque pensaba en Durango y el Cerro Huehuento, en Durango y sus paleoclimas, en Durango y los árboles que habitaban ahí antes y después de las glaciaciones. Recuerdo entonces las palabras de Bárbol a Merry en algún momento de Las Dos Torres: no estoy enteramente del lado de nadie, porque nadie está enteramente de mi lado, si me entendéis. Y río con cierta tristeza, porque sé que a mí sí me importa el Durango del narco y el del Pleistoceno, sólo que ahora mismo no logro concebirlos como uno mismo.

No fue una buena distracción, cambio de giro. Reviso Puerto Libre, o ironía: el hubiera sí existe y es ambivalente. Bueno ya entendí, no es para tanto, de todo se aprende. Luego un asterisco al final me lleva a una entrevista con Rita Levi-Montalcini, “una científica italiana, premio Nobel de Medicina, soltera y feminista perpetua”. Está a punto de cumplir los cien años y su mirada me recuerda de pavorosa manera a la inteligencia de mi también centenaria tía Esther. Encuentro, en la italiana, un personaje que me genera sentimientos encontrados. No la admiro aunque sí lo hago por partes, la comprendo como total pero pienso diferente la suma de los fragmentos. Concluyo que su historia me parece triste, que tal vez no hubiera podido ser diferente, que incluso tenía que ser así, pero que nuestras palabras hoy no tienen que ser las mismas. Da para debate, pero es lo último que quiero. Me inquieto (¿será la palabra?) un poco y salgo al aún lote baldío enfrente de mi casa que para mí siempre ha sido un regalo.

Stairway to Heaven de Led Zeppelin en los audífonos. El sol despeja el frío que me había dejado el pensar en la soledad del alma humana. El enorme nopal, que es casi un ent, tiene flores y sus descendientes también. Encuentro otras flores, moradas y blancas, que nunca había visto y que claramente pertenecen a la calaña de las ruperales, me caen bien. Tendrían que ver el espectáculo, le tomé foto con el celular pero no tengo como pasarlas a la computadora (Jorge tenía razón con lo del bluetooth). Al fondo los cables de luz, el imperial Hospital Ángeles y un anuncio espectacular de lila falso. Horizonte nublado sin rastro de volcanes. La Once Sur y Cúmulo de Virgo cumplen con sus ruidos de calle. Cuando me fui a México hace cinco años sólo había un nopal, ahora asoman tímidos por todas partes, me río un poco de los australianos. Pienso en la deriva y el flujo génico, en la recolonización y la expansión demográfica, vuelvo de nuevo con el Pleistoceno, nos convierto en una era interglacial pasada y veo una tuna del futuro que tal vez podría seguir llamándose tuna y tal vez no. Subo el volumen. Makes me wonder..... uh..... makes me wonder. Desentumo las rodillas y bailo sin abrir los ojos. Se siente bien, muy bien. Tal vez tengamos que aprender más del tiempo, aunque ésta vida dada nos sea tan corta. Uh..... makes me wonder. Que la ciencia opine donde haya valores significativos. Que el hemisferio izquierdo y su razón piensen y que el derecho sienta. Que ninguno se apodere de nosotros y nos pierda en senderos de odio.

viernes, 17 de abril de 2009

Tres enlaces relacionados y un insomnio

Después de escribir de corrido varias cuartillas de la tesis (que no quiero ni leer mañana) tengo un cansancio de esos que pesan en los ojos pero que no dejan descansar porque la lluvia de ideas sigue cayendo. Total que tras fracasar en mis inocentes intentos por dormir decidí actualizar este pobre blog, un poco con la culpa de las quejas de Lucía todavía frescas.

Como dije estoy en la divertida (de verdad, sin el sarcasmo) tarea de escribir la tesis. Por supuesto que tengo mis buenas dosis de frustración, pero una de las cosas que más me relaja es no tener que hacer la tediosa e inacabable tarea de organizar mi bibliografía: desde ubicar en mi atascado disco duro los artículos que necesito hasta revisar que cada cita en el texto tenga su contraparte con el formato impecable en la lista de referencias. No es que finalmente haya recurrido a un acto anárquico o que haya contratado un corrector de estilo como parte de los beneficios de la beca (aja) sino que utilizo una "herramienta informática" i.e. un programa que lo hace por mí, y mejor: ZOTERO.

Para los que estén familiarizados con los organizadores de bibliotecas digitales, Zotero es algo muy parecido a EndNote, con la diferencia de que es gratis y que tiene otras monerías extra. Aunque paresca increible, se trata de una extensión de Mozilla Firefox y un plug-in para Word o para OpenOffice que en resumen hace todo lo que uno puede necesitar para guardar, organizar y citar sus referencias, que van desde artículos en revistas científicas hasta videos en youtube. Mejor vean el video explicativo en la página y de paso descarguenlo que no se van a arrepentir:

http://www.zotero.org/

Evidentemente lo anterior fue un comercial descarado, con el pretexto de que no tiene fines de lucro y de que creo que de verdad puede servirnos. Por cierto, un agradecimiento público a Eleonor por pasarme el dato.

El motivo verdadero por el cual les platico esto es que mientras pensaba en lo mucho que me ahorro de tiempo y esfuerzo al usar Zotero, me mandaron una página (ahora las gracias van para Fish) y me encontré una noticia que me hicieron reflexionar. Aquí los enlaces:

  • http://learn.genetics.utah.edu/content/addiction/drugs/mouse.html
  • http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2009/01/26/sube-unam-al-lugar-44-del-ranking-mundial-de-universidades-en-la-web
El primero es una animación interactiva flash del Genetics Science Learning Center de la Universidad de Utah que explica de una manera clarísima cómo actuan las drogas a nivel molecular en el cerebro. No sólo los conceptos y procesos están muy bien definidos (y hasta cierto punto simplificados) sino que el manejo visual es grandioso, sin duda mejor que la misma información explicada con texto y figuras en un libro. No es por menospreciar a los libros, que yo considero y consideraré un elemento indispensable en la difusión y creación del conocimiento, pero lo que la enseñanza de la biología necesita es más herramientas así. Aprovechar la tecnología no es hacer una pseudopresentación de diapositivas en la computadora ¿Cuántas veces no nos dieron una clase con diapositivas llenas de texto crudo, o con imágenes que están más de adorno que de contenido?

Es en este sentido que abordo el segundo enlace. La UNAM es sin duda la mejor universidad de Iberoamérica y según la nota su sistema de páginas web es el 44 mejor del mundo. Suena como un buen número, pero creo que no hemos, ni de lejos, ocupado todo el potencial que la mentada era de la informática puede ofrecernos. Como científicos somos los primeros que tenemos que actualizarnos constantemente, aprender a usar nuevas herramientas y más aún: idear qué es lo que necesitamos y crearlo: desde animaciones hasta redes de trabajo y lo que la imaginación nos depare. Cuando pienso en el éxito de sitios como youtube, facebook y símiles me doy cuenta del enorme potencial desperdiciado que podría aplicarse a la ciencia, desde en la más reduccionista de las investigaciones al más interdisciplinario manejo de recursos naturales.

Discurso común: somos la generación que creció con la tecnología, en su mayoría la entendemos intuitivamente sin necesidad de ser programadores. Muy bonito. Pongamos esa virtud a trabajar y vinculémosla con nuestros profesores, directivos y compañeros.